viernes, 2 de septiembre de 2011

Sus manos




Aún las veo pequeñas flotando en mi mente,
Como burla astuta llamando al recuerdo,
Su primer momento, ciegas e inocentes,
Buscaban curiosas sujetar anhelos…

Como segunda voz su piel, fresca premura,
Amolda el guante al que llore profundo,
Besé con ansia todas las texturas,
De sus nudillos, dientes prematuros…

Y me llaman sin vos y con más gestos,
Que una sonrisa grande y calurosa,
Que en su capricho acudí en momentos,
Donde las sombras duermen vaporosas…

Hoy son un nudo donde juramentos,
Enfurecidos me desgarra vana,
Como un martillo callan pensamientos,
Por no sentirse águila apresada…

La sombra sórdida que me refleja,
Muere cargada con polen de vida,
Que se mese suave en el aire y revelará,
Todas infamias de ésta mi semilla.

Como gran azote de legión antigua,
Que poso su canto al aire que lo atrae,
Cual si fuere magia todas las olivas,
Lloran cansadas, ¡no regresará!...

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